Mirada de Occidente

"El mal es bien, y el bien es mal ..." Macbeth, William Shakespeare

sábado, abril 29, 2006

Europa ... ¿qué Europa?

Por muchas razones parece que Europa apesta. Sí, apesta. Y qué nadie se asuste.

Algo falla. Pero nadie parece saber qué es. Alabamos a los islámistas mientras que atacamos nuestra propia Cultura. Es más, puede que incluso nos avergoncemos de tenerla. Triste, muy triste.

Se avecinan problemas económicos (una subida de tipos afectaría enormemente a las economías domésticas de por ejemplo España, además de atenazar la inversión en todo el Continente), además de problemas políticos por la propia naturaleza de la Unión.

Eso sí, nadie parece saber que hacer. El próximo lunes 9 de mayo se celebrará el día de Europa (¿qué Europa?). De verdad es la Europa que pensó Schumann ...

No vamos a dejar de ser europeos. SOMOS europeos, pero "MdO" se ha convertido en un blog anti-Unión, anti-UE. Ya está bien de dobles raseros (pacto de estabilidad: Francia y Alemania vs. Portugal); ya está bien de subvencionar la agricultura con el escaso presupuesto que tiene la UE (Francia absorbe, PAC mediante, la mitad o casi del presupuesto comunitario, mientras que defiende que no se aumente el mismo: no vaya a ser que otros "chupen del bote": lo mismo que en Irak); ...; y ya está bien que Europa, la UE, no crea en si misma, que no sea capaz de llegar a acuerdos en lo que a Sanidad y Seguriad y Defensa se refiere ...

YA ESTÁ BIEN DE QUE NO HAYA UNA SOLA VOZ.


Parece que aquella frase de Kissinger es hoy más acertada que nunca. A quién se ha de llamar para hablar con Europa ...
Al hilo de lo anterior, nos ha gustado mucho el artículo de J.P. Quiñonero en el ABC de hoy.

El euro crea un mercado común y un «corsé» monetario, de cuyas virtudes nadie duda: sin esa «frontera» y disciplina común, países como España, Francia e Italia quizá se beneficiasen de cotas de prosperidad más modestas. Hasta hoy, Inglaterra ha sido capaz de progresar en relativo «aislamiento». Y Alemania, cómo olvidarlo, dudó hasta el final de las hipotéticas ventajas del entierro voluntario de su moneda nacional.

Afortunadamente, por ahora, el euro no está fatalmente amenazado por las tribulaciones políticas de la UE, caída de hinojos en una histórica crisis. Sin embargo, nadie duda de que ningún Estado europeo tiene la talla crítica necesaria para afrontar, en solitario, inquietantes desafíos como el abastecimiento energético, la inseguridad militar, la presión demográfica, las llamaradas insurreccionales que han estallado y pudieran estallar, mañana, en su periferia más próxima, de los Balcanes (donde la paz fue impuesta por el arma aérea y la diplomacia norteamericana) al Magreb, donde el más minúsculo conflicto (isla Perejil) exige la mediación imperial de Washington. ¿Qué sucedería si una facción islamista radical tomase el poder en Argel o Rabat, y estuviese armada con misiles de corto y medio alcance, contra los que no están defendidas ciudades como Málaga, Cartagena, Valencia o Murcia..?

En Alemania, Angela Merkel se cotiza en los sondeos como la canciller más popular de la historia de la RFA, pero sería ingenuo recordar que los conservadores de la CDU/CSU contemplan con horror sus concesiones al SPD, víctima, él mismo, de las reservas renuentes de sus facciones menos conservadores. ¿Hasta cuándo podrá durar el gobierno de una coalición que tiene visiones enfrentadas en cuestiones tan sensibles como la energía nuclear?

En el Reino Unido, la «era» Blair pudiera estar llegando a su fin. Y no es un secreto la hostilidad nacional de Inglaterra hacia una UE poco sensible a las grandes reformas liberales impuestas por Mrs. Teatcher, reafirmadas por Mr. Blair. En Francia, el escándalo Clearstream hunde todavía más la nula credibilidad nacional y europea de Jacques Chirac. En verdad, Francia está paralizada hasta la próxima elección presidencial (2007). En Italia, las combinaciones de Romano Prodi lo atan a los precarios equilibrios de una coalición que va del centro moderado a la izquierda radical, disputándose los despojos de un Estado sin aspiraciones europeas.

En España, ¿facilitarán el nuevo Estatuto catalán o la imprevisible negociación con ETA una mayor influencia diplomática, cuando el primer ministro lleva meses y meses sin contactos de fondo con ningún dirigente europeo, enfrascado en sus insondables soliloquios nacionales, nacionalistas y republicanos?"


YA ESTÁ BIEN.