Mirada de Occidente

"El mal es bien, y el bien es mal ..." Macbeth, William Shakespeare

jueves, enero 26, 2006

¿Quién teme a la voz del pueblo?

Interesante. Nosotros habíamos pensado lo mismo con respecto a lo dicho por Pérez-Rubalcaba, aquello de la inconstitucionalidad, y lo de primero de carrera, que le salió derrepente, pero Sánchez Cámara lo cuenta mucho mejor, que para eso es profesor:


El acuerdo político sobre el Estatuto catalán, alcanzado por el Gobierno, deja al trámite parlamentario convertido en eso, en puro trámite. Esto no impide que puedan introducirse algunas modificaciones, que acaso atemperen los disparates más notorios, pero, en ningún caso, sustanciales. Por lo demás, no es previsible que la oposición pueda aportar algo, ya que el Gobierno se comprometió con sus socios y aliados a no pactar nada con el PP. Sólo queda, por tanto, la posibilidad de obtener una declaración de inconstitucionalidad, por supuesto sólo cuando el texto sea aprobado por el Parlamento. Sin embargo, un anuncio de Mariano Rajoy ha provocado notable revuelo en las filas gubernamentales. Se ve que ha dado en la diana. Es la solicitud de la celebración de un referéndum sobre el Estatuto, para lo que estaría dispuesto a recoger firmas. Entre el revuelo, han destacado las airadas palabras del portavoz socialista en el Congreso, Pérez Rubalcaba, que ha invocado la radical inconstitucionalidad de la propuesta, evidente incluso para un estudiante de Primero. Bien está volver a la senda constitucional, aunque sea por motivos dialécticos.

La cosa no es tan clara, o, mejor, es clara de otra manera. La Constitución, además de reconocer en su artículo 23 el derecho de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes, y en el 29, el de petición, individual y colectiva, regula en el 87.3 las formas de ejercicio y requisitos de la iniciativa popular para la presentación de proposiciones de ley, estableciendo que no procederá esa iniciativa, entre otros casos, en materias propias de ley orgánica. A esto se acoge Rubalcaba, ya que el Estatuto se aprueba mediante Ley Orgánica. Pero Rajoy no pretende la iniciativa popular para aprobar una ley, por ejemplo, otro Estatuto, sino para pedir al Gobierno que someta el texto a referéndum consultivo, lo que es perfectamente constitucional. El artículo 92 introduce esta institución y concede al Presidente del Gobierno la facultad de proponerlo, y al Rey de convocarlo, con la autorización del Parlamento. Si, como creo, se trata de una disposición de especial trascendencia política, sería muy bueno consultar al pueblo (sobre todo, desde la perspectiva de la democracia «participativa, deliberativa y avanzada» que propugna el presidente del Gobierno). De no hacerlo así, cabrá dudar de la veracidad de sus declaraciones y de la firmeza de sus convicciones, y afirmar que, en realidad, no quieren la consulta popular porque temen, con razón, que el resultado les puede ser adverso. La ira, no precisamente bíblica, de Rubalcaba, procede del hecho de que la negativa a la petición de Rajoy mostraría la verdadera naturaleza de su concepción de la democracia: opaca, autoritaria y retrógrada. Simplemente, vamos a comprobar quién quiere y quién no que se consulte al pueblo en una materia que, además de su probable inconstitucionalidad, entraña un cambio radical en la organización de la convivencia nacional. ¿Quién teme a la voz del pueblo?"

Pues eso, que cierta persona que estudió químicas, debería estudiar la dichosa carrera. (y eso que pensamos que no hace falta estudiar todo de todo, que lo principal es el sentido común).