Y qué pasa ahora con Guinea

Pues que va a pasar ..., nada.

Da igual que se demuestre que cierto banco de EE.UU. manejaba los dineros del cándido "presidente" de la antigua colonia española de Guinea Ecuatorial, y todo gracias a un informe de un subcomité del Senado estadounidense, (a ver ahora con qué informe nos deleita el CNI, aunque bien pensado no sabemos para que). Dineros que proceden, en su mayor parte, de la explotación petrolífera. En definitiva, dichos recursos tendrían que haber beneficiado a los propios ecuatoguineanos. Da igual. El campechano Moratinos sigue empeñado en poner firme al Reino Unido, es que No se Cansa el tio. Tremendo.

 

En fin, que lo sentimos por los ecuatoguineanos, aunque conociendo al Gobierno del Reino de España, de poco va a servirles ..., ¡ah! y por supuesto también lo sentimos por Repsol ..., ¿o no?. Así son las cosas.

Sahara

A nuesto querido Presidente, no se le ha ocurrido nada más divertido que darle una patada en el culo al pueblo saharaui. Sí, aquellos a los que los españoles ya dejaron a merced del Moro hace ya unos años. Pues nada otro regalito, aunque ya anunciado, al nuevo Moro (el mejor ya se lo hicieron los estadounidenses hace unas semanas, y que cada cual lo entienda como quiera ...) Aunque eso sí, más ayuda para el pueblo saharaui que dice el partido en el Gobierno, aquí también. Vamos que ni los del puño y la rosa se lo creen.

 

Y mientras la Oposición a decir que el Gobierno da bandazos, como si no saltara a la vista. Tremendo, pero bien pensado es lo único que pueden hacer, decir o lo que sea.

 

No me extraña que estos no se lo puedan ni creer. Tampoco me extrañaría que volvieran a las armas, aunque no arreglarían nada, si bien es verdad que tendrían toda la razón del mundo. En fin, pobrecitos. Por lo menos saben que todo está siendo y será gracias a la muy inteligente ayuda de nuestro Presidente.
 
¡¡Qué cosas!! Lo que sea con tal de mostrar nuestra debilidad. Habrá que visitar Ceuta y Melilla, además de las Canarias, antes de que se las regalemos. Y lo mejor es que luego nos quejaremos. Lo nuestro no tiene remedio.
 
Por cierto, la vergonzante noticia de la patada en el culo, aquí.