Mirada de Occidente

"El mal es bien, y el bien es mal ..." Macbeth, William Shakespeare

lunes, octubre 18, 2004

El trato con países sub-saharianos

Últimamente hemos visto las diversas complicaciones que han surgido con la crisis humanitaria (bonito eufemismo, no?) en Sudán, así como el bochornoso proceso contra diversos mercenarios por la tentativa de golpe de estado en Guinea (que no enlazaré aquí por mantener el buen nombre de esta web).

Algún maquiavélico podría pensar que o se les trata a palos (Nigeria, Costa de Marfil, Liberia) por parte de las grandes corporaciones, o si no entablar un diálogo de igual a igual es como ir al zoo a buscar grata conversación.

Bueno, no lo digo yo, hay pruebas de sobra.

Quizás la estrategia es errónea, pues es posible que estemos obviando sensibilidades que pueden influir gravemente en las relaciones norte-sur.

Dentro de mis lecturas diarias no se encuentra desgraciadamente el Afrol News, de Togo. Sin embargo, el siguiente artículo muestra con sutileza cuál es la primera aproximación en el trato con Europeos. Pese a ser un artículo que reconoce los esfuerzos democratizadores españoles (somos exportadores de democracia y libertad, como los americanos!), seguimos bajo la losa de ser " The former colonial masters".

Uf.

Es muy cómodo para un gobierno africano acusarnos de colonialistas en el momento en que les llevamos la contraria.
Por eso, una aproximación quizás más fructífera debe partir del reconocimiento de que La silueta de un país se moldea por su historia, pero no lo representa.

Un país está representado por su población, y por sus voces parlantes ( y por detrás las pensantes) que son las que materializan los pensamientos y sensaciones de la mayoría.
Es gratuito e injustificado tratarnos como a colonialistas, incluso como a ex-colonialistas. Yo puedo ser ex-convicto, pero si mi tatarabuelo lo fue, yo no tengo por qué seguir siéndolo. De hecho, no lo soy.

Pero claro, es un toro a lidiar con mucha cautela, porque incluso las buenas acciones, como en los cuentos infantiles, pueden aparentar que conllevan un trasfondo perverso que deberíamos tener más que olvidado ( y superado).